Estética del desorden en tecnotextos
                         
No hay nada (por) fuera del texto.” [J.D. (1971). De la G. M: S. V. E.]

Palabras clave: tecnotextos, literatura electrónica, obra en movimiento, teoría de la información, intertextualidad, intermedialidad, glitch, pornografía, nihilismo.

Motivación

La comunicación es un intercambio de información hablada, escrita o que emplea medios tales como [15]: la música, las artes pictóricas, el teatro, el ballet o cualquier acto relacionado con el comportamiento humano [16]. Toda información se puede reducir a una secuencia ordenada de símbolos, que representan algo por asociación. En el caso de una comunicación lingüística, los símbolos son palabras escritas o imágenes acústicas de estas, es decir, los significantes de los signos lingüísticos [13], y, por tanto, lo que representan son sus significados (o contenidos).
Todo acto lingüístico [13] supone al menos dos individuos en conversación donde se acoplan en cada interlocutor un proceso psíquico con uno fisiológico [14]: en el emisor, el proceso psíquico se puede considerar como la fuente de información que desencadena un proceso fisiológico –oral o escrito– para transmitir codificado el mensaje; en el receptor, el proceso fisiológico descodifica el mensaje –audible o visual– recibido a través de un canal de comunicación –el aire, un libro, una pantalla,…– con cierta distorsión –p.ej. ruido– para desencadenar un proceso psíquico en el destinatario.
En un primer nivel de análisis [16], el problema de comunicación se reduce a la mera reproducción y, en consecuencia, reconocimiento en el destinatario del mensaje –es decir, los símbolos y, así, los significantes– enviados por el emisor [14].  En un segundo nivel, el problema de comunicación se traduce en un problema semántico [14][16], es decir, de cómo los significantes transmitidos expresan el significado deseado.  Sin embargo, cuanto mayor es la información contenida en el canal más difícil se hace comunicarla y, por el contrario, cuanto más claramente comunica, consiguiendo entonces un mayor significado, menos información aporta [5]. Por ello, comunicativamente, se obtendrá mayor información cuando se “introduzca –a través de un mensaje ambiguo con respecto a las reglas del código— elementos de desorden que se sitúen en tensión dialéctica con respecto al orden de fondo (el mensaje pone en crisis al código)” [5].
Dentro de un discurso poético, este desorden viene dado precisamente por el hecho de romper la ordenación de la lengua –destinada a transmitir significados normales– para aumentar el número de significados posibles. Este tipo de información, prototípico de todo mensaje estético, coincide con “la apertura fundamental de toda obra de arte” [5]. Las obras consideradas abiertas lo serán entonces por “la multiplicidad y la movilidad de sus lecturas” que posibilitan una “germinación continua de relaciones internas que el usuario debe descubrir y escoger en el acto de percepción de la totalidad de los estímulos”, colocando al lector “como centro activo de una red de relaciones inagotables entre las cuales él instaura la propia forma sin estar determinado por una necesidad que les prescribe modos definitivos de organización de la obra disfrutada”[5].
Un tipo particular de obra abierta son las denominadas obras en movimiento, así definidas “por su capacidad de asumir diversas estructuras imprevistas, físicamente irrealizadas” puesto que cada lectura “no resulta nunca igual a sí misma” por su “tendencia a lo ambiguo y a lo indeterminado”, siendo, en suma, “posibilidad de una multiplicidad de intervenciones personales”, si bien orientadas, “a insertarnos libremente en un mundo que, sin embargo, es siempre el deseado por el autor” [5].

Propuesta

En la dirección apuntada arriba, se plantea en este trabajo el estudio del conjunto de elementos estilísticos y temáticos susceptibles de ser utilizados, y que pueden a su vez caracterizar, la generación de tecnotextos –textos en soporte electrónico en los que se entra en un bucle reflexivo entre el mundo imaginario que recrea el propio texto y el aparato material (la tecnología) que lo encarna físicamente [6]– dotados de una cierta apertura y movilidad a partir de la introducción de un desorden estructural que:
a) no renuncie a producir un mensaje organizado aunque dinámico;
b) se constituya a partir de “órdenes diversos según  leyes”[5] generativas para “crear su propio equilibrio y su propio significado” [12] provocando, por consiguiente, “nuevas posibilidades de relación y nuevos horizontes… de sugestión” al no obtener de cada combinación un sentido sintáctico y un significado discursivo” [5] al uso de manera que la ilegibilidad no conlleve necesariamente a una falta de significado (poético) [6]; y
c) sumerja al lector en un mundo imaginario que no “exprese nada más excepto que él mismo” [12], un laberinto textual [11] donde pueda explorar a su gusto, perderse y parar exclusivamente cuando “la historia no progrese más, o cuando se repita cíclicamente, o se canse de los caminos que ha seguido”[7].
Como principios de las leyes generativas aplicadas en el desorden estructural planteado, se propone generar una sucesión de intertextos a partir de un texto origen mediante diversos procedimientos conocidos [9]: repetición, substitución (medial, lingüística, estructural), adición, substracción, permutación, serialización y condensación. En cuanto a los mecanismos de substitución a otros medios, se explorará en el contexto del vídeo, más que una mera transposición, la combinación [10] dinámica entre texto e imágenes, en concreto con las denominadas por Deleuze imágenes-tiempo, imágenes cinemáticas que en apariencia no guardan una relación clara con el contexto narrativo [4].
Asimismo, si entendemos estas leyes generativas como una transvaloración de las estructuras gramaticales y sintácticas convencionales, se precisará de una cierta violencia –como la violencia del sexo neutralizado que ofrece la pornografía,  un intento barroco de sobre-significación que roza lo grotesco [1]–, de manera análoga al anti-nihilismo que, para convertir los valores dominantes en inmanentes, se transforma en un nihilismo perfecto que, paradójicamente, se vuelve sobre sí mismo [4], experimentando un estado entonces en el que la destrucción se percibe como “un placer estético de primer orden”[3].
Semejantes estados de “destrucción generativa”, de “catarsis en desintegración” se exploraran empleando diversas técnicas de manipulación en medios digitales para provocar la ruptura, el error no previsto o glitch [8], la distorsión no del canal de comunicación, sino de los símbolos enviados por la pantalla, generando significados alterados,  subvirtiendo así el proceso mismo de comunicación al generar textos “artificialmente expandidos, potenciados por la máquina,… largos, repletos de redundancias… girando sin fin y sin finalidad” [2], alcanzado, en suma, la consumación de l’art pour l’art [3][12].


Referencias

[1] Baudrillard, J. (1981). De la Seducción. Madrid: Cátedra.
[2] Baudrillard, J. (2000). Pantalla Total. Barcelona: Anagrama.
[3] Benjamin, W. (1936). The Work of Art in the Age of Mechanical Reproduction. [Fecha de consulta: 19 de Febrero de 2011]. <http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/ge/benjamin.htm>
[4] Diken, B. (2009). Nihilism. London:Routledge.
[5] Eco, U. (1992). Obra Abierta. Barcelona: Planeta-Agostini.
[6] Hayles, K. N. (2002). Writing Machines. Cambridge, MA: The MIT Press.
[7] Joyce, M. (1987). Afternoon. [Fecha de consulta: 19 de Febrero de 2011]. <http://www.wwnorton.com/college/english/pmaf/hypertext/aft/index.html>
[8] Menkman, R. (2009-2010). Glitch Studies Manifesto. [Fecha de consulta: 19 de Febrero de 2011]. <http://www.slideshare.net/r00s/glitch-studies-manifesto>
[9] Plett, H. F. (1991). “Intertextualities”.  En: Plett. H. F. (Ed.) (1991). Intertextuality. Berlin: de Gruyter, p. 3-29.
[10] Rajewsky, I. O. (2005). “Intermediality, Intertextuality, and Remediation: A Literary Perspective on Intermediality”. En: Intermédialités, Vol. 6, pp.43-64.
[11] Reed, P. (1990). The Idea of the Labyrinth: from Classical Antiquity through the Middle Ages. Ithaca, NY: Cornell University Press.
[12] Robbe-Grillet, A. (1963). For a New Novel, Essays on Fiction. Evaston, IL: Northwestern University Press.
[13] Saussure, F. (1970, 8ª ed.). Curso de Lingüística General. Buenos Aires: Editorial Losada.
[14] Shannon, C. E. (1948). “A Mathematical Theory of Communication”. En: The Bell System Technical Journal (Vol. 27, July, October), pp. 379-423,623-656.
[15] Soanes, C.; Stevenson, A. (eds.) (2005). The Oxford Dictionary of English (revised edition). Oxford: Oxford University Press.
[16] Warren, W. (1964). “Recent Contributions to the Mathematical Theory of Communication”. En: Shannon, Claude E.; Weaver, Warren (1964). The Mathematical Theory of Communication. Urbana: The University of Illinois Press, pp. 1-28.